lunes, 8 de junio de 2015

Jan Žižka





FuentesRadio Praha / todayifoundout / badassoftheweek
https://es-us.noticias.yahoo.com

A partir del siglo XVI comenzó a ponerse de moda un término (actualmente en desuso) con el que referirse a la rebelión y la lucha bélica perfectamente planeada y ejecutada: ‘zizquear’. Dicho vocablo provenía del apellido de Jan Žižka, un militar checo que un siglo atrás se había hecho inmensamente popular gracias al dominio de la estrategia, no perdiendo ni una sola de las numerosas batallas en las que se enfrentó y lideró.
Gracias a Jan Žižka también podemos encontrar el nacimiento de otro término, éste todavía en uso, y que se utiliza para indicar el hecho de destituir o expulsar a alguien de un cargo de responsabilidad (normalmente político): ‘defenestrar’.

La defenestración de Praga, que tuvo lugar el 30 de julio 1419, es un acto liderado por Žižka en el que se tiró por la ventana a siete miembros del consejo de la ciudad de Praga (de ahí su etimología), dando inicio a las Guerras Husitas que se prolongaron hasta 1434.

El protagonista de este post, gracias a su excelente dominio del arte de la guerra, la estrategia y saber cómo disponer a la perfección a todos sus hombres, recursos y elementos con los que contaba, se convirtió en uno de los mayores estrategas militares de la Historia, siendo ignorado injustamente en los grandes relatos donde la mayoría de ocasiones siempre aparecen los mismos nombres: Julio César, Napoleón Bonaparte, Alejandro Magno, Atila o Vercingetorix, entre otros.


Jan Žižka, uno de los mayores y más desconocidos estrategas militares de la Historia (Wikimedia commons).

Una de las peculiaridades físicas de Jan Žižka era el ser tuerto del ojo izquierdo desde temprana edad, aunque esto no le represento impedimento alguno en ningún momento para ser el primero de sus hombres en situarse en cabeza y pelear como cualquiera de ellos. Incluso con los años llegó a perder la visión del otro ojo y a pesar de ser anciano para la época (sexagenario) siguió comandando su ejército con gran acierto.

A él se le debe el uso de fortificaciones móviles, las cuales ideó y puso en práctica. Se trataba de unos carros modificados a los cuales se les levantaba un parapeto que dejaba protegidos a sus hombres, quienes podían usar sus ballestas y armas de fuego contra los enemigos a través de las troneras.

Y es que en las Guerras Husitas fue decisiva la incorporación de primitivos arcabuces, una contribución que, sin lugar a dudas, hizo que cambiase por completo el modo de batallar que se tenía hasta el momento.
Un elemento fundamental en su gran visión como estratega fue el saber colocar convenientemente a cada uno de sus hombres en el campo de batalla, a pesar de que en la mayoría de ocasiones su ejército era mucho menor al que se enfrentaban y, con todo y con eso, salía victorioso una vez tras otra. 


Otra de las virtudes de Jan Žižka fue utilizar a campesinos, burgueses y hombres de diversos oficios como si de auténticos soldados profesionales se tratase, sabiendo cada uno de ellos cuál era la labor que tenía que realizar en el campo de batalla y dónde debía situarse estratégicamente.

Y como suele decirse en estos caos, Jan Žižka murió prácticamente con las botas puestas, aunque no lo hizo en un campo de batalla, ya que su deceso de produjo el 12 de octubre de 1424, a la edad de 64 años, a causa de la peste, pero hasta el último minuto estuvo al frente de su ejército (excepto en el momento en que su salud ya no se lo permitió, evidentemente).

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